Hemos vuelto de las vacaciones con las pilas cargadas.

Me encanta verlos de nuevo con sus caras sonrientes y sus naricillas rojas por el frío del invierno.

Me gusta cuando oigo a L. decir que ya no le va a tener miedo a la matemáticas, o a A. que si sigue atendiendo va a tener una recompensa en casa.
Me gusta cuando se plantean porqué no saben hacer alguna cosa, o porqué algunas cosas no les salen como a ellos les gustaría.
Se hacen mayores.
Se nota en el aula que tienen ganas de trabajar; lo hacen en silencio, concentrado en sus tareas, ayudándose entre ellos y ... algunas veces hasta molestándose.
¡Como me gusta mi trabajo!